LIBRO DE LECTURA PARA TERCER GRADO
DE ERNESTO CAMILLI
Ilustraciones de Raul Fortin y Hector Atanasiú
ED.ESTRADA - ARGENTINA - 1969
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Ernesto Camilli, maestro, poeta y pedagogo, es el autor de El sol albañil, un libro de lectura pionero que conectó gramática con imaginación en las aulas argentinas de los años sesenta. También es autor de Tachero de mi vida (Aventuras sexuales por la ciudad) (Eloísa Cartonera, 2010), colección de poemas zafados que supo conectar cuerpos desnudos y generosas braguetas con versificaciones y metáforas clásicas. La esposa a la que amó como a nadie, las rivales con las que se disputó el amor de su hombre, los mensajes encriptados en sus libros infantiles y el erotismo blasfemo...
Maestro en los cuatro puntos cardinales del país, inventor de un método para redactar que lo hizo famoso en la época en que las definiciones y los dictados sin prosapia literaria solía alejar a alumnos primarios y secundarios del amor a la lectura, gay que no se caratula o prefiere definirse como “puto”, sigue siendo el conversador burlón y deslenguado que era cuando su libro El sol albañil fue el best-seller de las aulas despertadas del “mi mamá me mima” y “Teresa amasa la masa”.
También escribió Las casas del viento, otro libro de lectura que junto a El sol albañil inicia en la aventura de escribir sin límites de asociaciones verbales coloridas y audaces, en contra de esa economía puritana que Borges impuso como modelo, y de todo realismo ramplón. Lo que los lectores grandes y chicos no saben es que, en esos libros llenos de ilustraciones figurativas de colores chillones, cada historia tiene un secreto, que Camilli les ha ido inoculando por debajo su autobiografía pasional, que “las monas tejedoras” son sus amigas gay, que el “Osito Batata” es su amante tachero, que la “Zorra ladina” es su rival amorosa. Cuando Camilli me lee esos versos en voz alta con tono de Jacinta Pichimahuida va acotando entre paréntesis quién es quién en la realidad de su agitada vida sentimental. Doy un ejemplo (aprovecho que la entrevista es a un pedagogo):
“¿Quién conoce a las dos viejas monas que charlan y charlan y que son tejedoras?/La más joven viaja en subterráneo y se compra perfumes de París/y se devora cien tortas de frutillas (era una gorda chancha) y ríe a los jazmines con anís.(...) (Esta era mi amiga, ahora la hermana mayor)”.
Si gays y lesbianas de todas las épocas han contado sus amores a través de textos de género ambiguo, cambiando el género del destinatario, o permaneciendo anónimos, Camilli tuvo el ingenio de hablar de su deseo y esconder el secreto en los intachables y frígidos libros de lectura para niños.
Fragmentos tomados de la entrevista de María Moreno al autor en http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2964-2013-06-10.html
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