domingo, 3 de julio de 2022

Pedagogía del dolor inocente por Carlo Gnocchi

 


Pedagogía del dolor inocente

por Carlo Gnocchi

Traduccion y Prologo Monseñor Albino Mensa

Emece - Buenos Aires - 1957

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Carlo Gnocchi (n. San Colombano al Lambro, Milán, 25 de octubre de 1902 - m. Milán, 28 de febrero de 1956), sacerdote italiano, creador de la "Fondazione Pro Juventute" (actual Obra Don Gnocchi), que ayuda a los niños con discapacidad múltiple.Su obra: Durante la Segunda Guerra Mundial fue oficial y capellán del Batallón Alpino (Cuerpo de Infantería de Montaña) del Ejército Italiano (1941-1945). En aquellos momentos el Padre Gnocchi (o Don Gnocchi, como es llamado en Italia), concibe la idea de crear una fundación que ayude a los niños mutilados y discapacitados físicos y psíquicos por causa de la guerra. Así, en 1942, nació su obra máxima, la "Fondazione Pro Juventute" (hoy Obra Don Gnocchi). Un año más tarde tuvo una audiencia con el Papa Pío XII, en la cual presentó su fundación. (Fuente WIKIPEDIA)

La Pedagogía del dolor inocente

El P. Gnocchi llega al núcleo de su obra cuando advierte que los educadores cristianos, los padres, los sacerdotes y los maestros, deben conocer y aplicar los principios de la "pedagogía sobrenatural del dolor". Deben procurar, en cada niño sufriente, la conciencia y el sentido del valor de su sufrir. El pequeño doliente debe reconocer que el fin último de su pesar es Cristo crucificado que sufre por él y con él por la remisión de los pecados del mundo.

Sin esta conciencia debidamente inspirada por los educadores cristianos se produce un "enloquecedor derroche" pues el niño no sabe porqué sufre (una razón más, vale agregar, para resistir el avance destructivo del laicismo anticristiano en nuestras escuelas). Si los pequeños no alcanzan esta conciencia, nos dice Don Carlo, "se priva a Cristo y a la Iglesia del tesoro insustituible y precioso del dolor infantil".


En efecto, la casi siempre impertérrita desatención hacia las "cosas del Cielo" suele impedir a los hombres advertir el enorme valor de tesoros espirituales como éste, escondido en las almas de los inocentes.

Es cierto que Don Gnocchi, testigo inmediato de la orfandad, enfermedad y mutilación de los niños, dedica poca atención al sufrimiento moral de los mismos. Pero es verdad también que vivió en una época signada por la guerra y en la que todavía no se vislumbraban los oscuros contornos de la Cultura de la Muerte. Hoy, el "dolor del alma" de los pequeños es cosa cotidiana, asediados como están por quienes con escarnio e irrisión los hacen objeto de las más terribles barbaridades. Don Gnocchi no llegó a conocer la prostitución infantil institucionalizada, el aborto considerado como derecho humano, la ideología de género embebiendo toda perversa educación sexual. No alcanzó a conocer, ¡feliz de él!, la retorcida pretensión destructiva de la niñez de los "defensores de los derechos de los niños" que ocupan sitiales de honor en los organismos internacionales ni escuchó los argumentos a favor de la eutanasia de los niños enfermos, bajo pretexto de "no hacerlos sufrir". Valga esto de excusa suficiente para algunas omisiones, inadmisibles hoy en día. (Fuente REVISTA ABRIL IESPAÑA)

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