jueves, 3 de abril de 2014

Margueritte Yourcenar con los ojos abiertos

Considerada la gran dama de las letras francesas, Marguerite Yourcenar alcanzó el éxito editorial con Memorias de Adriano, pero fue una gran desconocida hasta que abrió su pensamiento al periodista Matthieu Galey, en una serie de entrevistas que dieron como resultado el libro Con los ojos abiertos. En él se reúne la esencia del pensamiento de Marguerite Yourcenar (Bruselas, 1903-Estados Unidos, 1987) a través de las preguntas que Matthieu Galey, periodista de la revista francesa L'Express, le fue haciendo a lo largo del tiempo y en diferentes momentos.

Así, la primera mujer que entró en la Academia francesa, desnuda en este libro su alma y su pensamiento en estas conversaciones y largos monólogos, para hablar, entre otras cosas, de su escritura y sus autores favoritos, o de la importancia de Adriano. También reflexiona sobre su infancia, el feminismo, el medio ambiente, el amor a los animales, la religión y los asuntos espirituales, el racismo, el aborto o la política; sobre cómo debería ser la educación de los niños o sobre lo complejo de vivir. Toda una lección de vida impartida por esta autora compleja y sin prejuicios y que aseguraba que le gustaría morir "con los ojos abiertos".

"Desearía morir con pleno conocimiento, por un proceso de enfermedad lento como para dejar que en cierto modo la muerte se inserte en mí, para tener tiempo de dejarla desarrollarse por entero. Para no dejar escapar la última experiencia, el paso. Adriano habla de morir con los ojos abiertos...". Novelista, poeta, dramaturga y traductora, Yourcenar a los pocos días de nacer perdió a su madre y se quedó a cargo de su padre, quien le proporcionó una amplísima educación, con quien viajó por muchos países y quien, además, le inoculó el amor por el conocimiento de nuevas personas y países.

En el libro, Yourcenar, que se ha aproximado siempre a todos los temas con sentir poético, cuenta que hasta los 35 años nunca había visto una foto de su madre, y que su tumba la visitó primera vez a los 55 años. Fue una niña solitaria y privilegiada que fue creciendo en un medio natural, rodeada de animales, de personas de servicios, de sus tíos y primos, de su abuela, de los niños del pueblo, rodeada toda clase de gente, pero finalmente sola. "Creo que el hábito precoz de la soledad es un bien infinito", escribe.

Simbología del cristianismo

Interesada siempre por la simbología y los rituales del cristianismo, por el protestantismo, el espiritualismo oriental y la herencia moral y estética de raíz grecolatina, la autora de Opus Nigrum anticipa, con una actitud casi visionaria, muchas de las situaciones o acontecimientos. Como su preocupación por la degradación del medio ambiente. Y sobre la bondad añade: "Se trata de desear a los demás tanto bien como uno se lo desea a si mismo. Desde que hay simpatía (esa palabra tan bella que significa sentir con...) comienza, a la vez, el amor y la bondad.

Sobre el feminismo, Yourcenar se muestra crítica y puntualiza: "Estoy contra el particularismo de país, de religión, de especie. No cuente conmigo para hacer particularismo de sexo. Creo que una mujer inteligente vale tanto como un hombre inteligente. Es una simple verdad". Su amor y respeto por los animales, la bisexualidad en Adriano, y el nombre de Grace Frick, la traductora con la que mantuvo una relación durante décadas, cruzan también por este libro.

Con los ojos abiertos

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