Ay, Constanza!!! incorpora nuevos titulos de un autor clasico de tebeos: Ralph Barby.
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Ralph Barby fue uno de los más característicos autores de lo que dio en llamarse en el campo editorial “bolsilibros” y entre los aficionados “novelas de a duro”. Ahora, Ediciones Olimpic edita una de las novelas de terror que publicó en aquella época, Viaje al horror, si bien para la ocasión el autor la ha revisado y actualizado. Aquí os ofrecemos una crítica del libro, y de paso su autor ha tenido la amabilidad de respondernos unas preguntas al respecto.
Entrevista con Ralph Barby
PASADIZO: A la hora de revisar y editar de nuevo una de sus antiguas novelas, ¿qué le hizo decidirse por ésta en concreto? ¿Fue por algún elemento determinado de la misma, por sentirse especialmente orgulloso de ella…?
RALPH BARBY: Ya he dicho en anteriores ocasiones que estimo todas mis historias, aunque soy consciente de que en unas habré acertado más que en otras. Opino que en el género “Terror” lo idóneo es el relato corto. En su día, cuando Editorial Bruguera me propuso escribir novelas de doble extensión a las habituales en bolsilibros, significó un desafío. Teníamos que demostrar que podíamos narrar una historia en el equivalente a doscientas páginas poco más o menos pero sin perder el ritmo y nuestro estilo propio, y no resultó difícil sino más bien gratificante. Antes de proseguir en la respuesta me gustaría aclarar que Viaje al horror no es una novela “antigua” ni “moderna”, es intemporal, como deben serlo todas las narraciones que traten del comportamiento humano, así nos lo enseñó ya la literatura griega.
Las calificaciones que me pasaban de la asesoría de la editora eran en general muy buenas, por ello el jefe del departamento me exigía más originales y yo le replicaba que no podía ser, pero la calificación de la novela no es lo que me ha llevado a revisarla y reeditarla (muchas otras ya tuvieron reediciones aunque en el mismo formato). Esta novela sí tiene un componente misterioso que hoy por hoy no pienso desvelar, es algo muy personal que me ha inclinado a destacarla.
PA: Durante el proceso de revisión del texto y desde el punto de vista creativo, ¿tuvo de algún modo que “contenerse” para no cambiar demasiadas cosas que ahora mismo le parecerían más adecuadas, o por el contrario le pareció que la novela seguía conservando la suficiente frescura como para mantenerse prácticamente intacta?
RB: Lo más difícil fue comenzar a escanear la novela y pasarla por dos ordenadores con distintos sistemas; aparecieron problemas de todas clases que nos dieron muchos quebraderos de cabeza, parecía que el Mago andaba por medio confundiéndonos a cada momento entre risitas perversas. Luego hubo la revisión propiamente dicha, más bien gramatical y algo de estilo con algunos pequeños añadidos que humanizaran más los personajes; deseaba que resultaran muy creíbles en sus comportamientos, pero no tuve que acortar ni añadir nada importante. Muchas de estas historias me brotan del subconsciente. En ocasiones he reescrito un texto sin mirarlo después de años, y he de decir que me ha salido prácticamente igual, será que los tengo cincelados entre las neuronas. Las novelas son las que fueron, con pequeños retoques como he dicho. Si fueran nuevas, serían distintas, ya no serían reediciones.
PA: El personaje principal durante gran parte de la narración es el policía cabeza de familia. ¿Le preocupaba que su carácter y actitud le pudiesen hacer parecer demasiado antipático a ojos del lector y, por lo tanto, a éste le costase identificarse con él en ningún sentido, o por el contrario ya contaba con eso y entraba dentro de sus intenciones?
RB: En el Terror, a diferencia de otros géneros, no se busca mostrar un “superhéroe” que al final termine con el mal. También hay que distanciarse del clásico thriller policíaco donde un personaje listo como Sherlock Holmes, Ironside o el Grissom del CSI lo descubren todo. El Terror es otra cosa, tiene otra profundidad. Al describir los personajes y sus vicisitudes, no buscaba la complacencia del lector; cuando escribo, para mí el lector es alguien lejano que no puede influirme. Me centro en los personajes de la historia, en sus comportamientos, en sus sentimientos, en sus miedos, en sus debilidades, y no pretendo en absoluto que el lector se identifique con el jefe de policía. Por otra parte, aunque tenga mucha participación en los escenarios que se narran, para mí no es la figura principal de la historia. En muchas ocasiones el “principal” no es el que está presente sino el que está “latente”.
PA: A lo largo de la novela los acontecimientos terroríficos que se suceden lo hacen planteándose tanto desde el punto de vista psicológico como decididamente sobrenatural, jugando con la credibilidad del lector al respecto de su origen y en consonancia con el modo de pensar de los personajes.
FUENTE: PASADIZO
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