viernes, 31 de enero de 2014

Mil maneras de morir: Tennessee Williams

Thomas Lanier Williams III, famoso dramaturgo más conocido como Tennessee Williams, dejó este mundo de una manera un tanto peculiar y cómica… sobre todo teniendo en cuenta que según cuentan, logró su meta de pura casualidad.

Resulta que el autor, cansado de vivir, decidió suicidarse a los 71 años tras la muerte de su pareja Frank Merlo.

Williams lo dispuso todo: una gran cantidad de alcohol y una toma de barbitúricos para rematar la faena: así dejaría este doloroso mundo y se reuniría en el más allá con quien le había dejado solo y con el corazón roto.

El propósito del autor teatral se cumplió ya que a la mañana siguiente lo encontraron muerto en una suite del Hotel Elysee de Nueva York.

Sin embargo, las cosas no salieron como él las había planeado:

Resulta que tras ingerir alcohol en gran cantidad (o tal vez por eso mismo) Tennessee Williams se fue directo hacia el tubito que contenía las pastillas que se disponía a ingerir… cosa que nunca llegó a hacer.

La razón fue simple: abrió el botecito con la boca y se tragó el tapón que se atascó en su garganta provocándole la asfixia que finalmente le quitó la vida.

Williams siempre decía que quería que le enterraran en el mar, “cerca de los huesos de Hart Crane”, poeta, homosexual y bebedor, al que tampoco le importaba conmocionar con la verdad y con quien se sentía muy identificado. Sin embargo, por insistencia de su hermano, su cuerpo reposa en el cementerio Calvary, en Missouri. Tennessee Williams murió el 25 de febrero de 1983. En una suite del hotel Elysee de Nueva York, a los 71 años, se apagó el dramaturgo que mantuvo vivo el teatro de mediados del siglo XX. 
Fuente 1
Fuente 2

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jueves, 30 de enero de 2014

Baladas de un poeta maldito de Francois Villon

LIBRO NUEVO
Baladas de un poeta maldito
de Francois Villon
Longseller - Argentina - 2001


ECONTRALO EN www.ayconstanza.com









Balada de los proverbios

Tanto se rasca la cabra, que se daña;
tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe;
tanto se calienta el hierro, que se pone al rojo;
tanto se golpea, que se parte;
tanto vale el hombre, cuanto se le precia,
tanto se aleja, que lo olvidan,
tan malo es, que se le desprecia,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto habla uno, que se contradice;
tanto vale buena fama como un favor conseguido;
tanto promete uno, que se desdice;
tanto se suplica, que la cosa se adquiere,
tanto es más querida, cuanto es más buscada,
tanto se busca, que se encuentra,
tanto es más frecuente, cuanto menos deseada,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto se quiere al perro, que se le da de comer;
tanto corre la canción, que la aprenden;
tanto se guarda la fruta, que se pudre;
tanto sé hostiga una plaza, que es conquistada;
tanto se tarda, que fracasa la empresa;
tanto se precipita,que sobreviene un mal;
tanto se aprieta, que cae la presa,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto se bromea, que ya no se causa risa;
tanto se gasta, que no se tiene camisa;
tanto es uno generoso, que todo se lo gasta;
tanto vale toma, como una cosa prometida;
tanto se ama a Dios, que se sigue a la Iglesia;
tanto se da, que conviene pedir prestado;
tanto se vuelve el viento, que se hace cierzo;
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Príncipe, tanto vive loco, que sana,
tanto va, que al fin vuelve,
tanto se le golpea, que muda de parecer,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Saurios en el Asfalto de Flavia Company

LIBRO NUEVO
Saurios en el Asfalto
de Flavia Company
Muchnik - España - 1997

ENCONTRALO EN www.ayconstanza.com

Saurios en el asfalto es una emboscada, para sus protagonistas y para el lector que se interne en la locuacidad entrecortada y mestiza de unos personajes de origen incierto.






Los orígenes del periodismo en nuestra América de José Antonio Benítez

Los orígenes del periodismo en nuestra América
de José Antonio Benítez
Lumen Argentina - 2000

ECONTRALO EN www.ayconstanza.com 

La obra presenta con evidencia abrumadora el origen del periodismo en este continente, cuya historia es una crónica que se entronca estrechamente con la historia épica de su independencia.

La temprana introducción de la imprenta en América latina significó un hito esencial y a la vez contradictorio: por un lado, la difusión de ideas y opiniones; por el otro, la censura y la persecución. Así, la historia del periodismo en nuestro continente es una crónica que se entronca estrechamente con la historia épica de su independencia. El esfuerzo de investigación que representa el trabajo del autor está acompañado por una exposición fluida, amena y clara. La obra presenta con evidencia abrumadora, avalada por una bibliografía latinoamericana exhaustiva, el origen del periodismo en este continente. Es una obra historiográfica sin concesiones al partidismo patriótico pero con una postura firme y decidida a favor de la Patria Grande y de los hombres que —desde el periodismo— han combatido por ella.

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Los Gemelos de Laura Lee Hope

Laura Lee Hope es la autora de la colección de libros LOS GEMELOS. 

Pero...
Laura Lee Hope es un seudónimo utilizado por distintos autores para la publicación de la serie de libros juveniles protagonizados por los Gemelos Bobbsey desde 1904.

Sus aventuras están en www.ayconstanza.com











jueves, 23 de enero de 2014

ET El Extraterrestre de William Kotzwinkle


Con esto de las diferencias entre libro y película, encontré una curiosa opinión en la pagina www.ciencia-ficcion.com sobre ET
Los personajes son odiosos. Elliott es un niño mediocre, un neurótico y un enfermo mental sin futuro.

E. T., a diferencia del ser lleno de ternura en la película, es un maldito extraterrestre presumido y egocéntrico que aprovecha en todo momento para decir que los humanos (todos) son unos imbéciles. Mientras Elliott le da un hogar, este ser no para de insistir que el niño es un pobre idiota. Y de pronto, uno como lector llega a odiar a este ser: E. T. llega al colmo cuando dice que el niño es tan estúpido porque no comprende nada de su tecnología, que no se da cuenta de que él es doblemente estúpido ya que no entiende nada de la tecnología humana. Aún así se da la conexión, con la disminución del menosprecio y el encariñamiento de este ser con Elliott.

Mary, la madre de Elliott, es el personaje más deprimente. Su obsesión por el sexo es exageradamente evidente y aprovecha en toda ocasión para contar a lector sus fantasías. Hay un momento en la novela continuar lectura en http://www.ayconstanza.com/ficcion/et-el-extraterrestre-de-william-kotzwinkle/

viernes, 17 de enero de 2014

Cabecita negra de German Rozenmacher


CABECITA NEGRA 
de German Rozenmacher
El señor Lanari no podía dormir. Eran las tres y media de la mañana y fumaba enfurecido, muerto de frío, acodado en ese balcón del tercer piso, sobre la calle vacía, temblando encogido dentro del sobretodo de solapas levantadas. Después de dar vueltas y vueltas en la cama, de tomar pastillas y de ir y venir por la casa frenético y rabioso como un león enjaulado, se había vestido como para salir y hasta se había lustrado los zapatos.
Y ahí estaba ahora, con los ojos resecos, los nervios tensos, agazapado escuchando el invisible golpteo de algún caballo de carro de verdulero cruzando la noche, mientras algún taxi daba vueltas a la manzana con sus faros rompiendo la neblina, esperando turno para entrar al amueblado de la calle Cangallo, y un tranvía 63 con las ventanillas pegajosas, opacadas de frío, pasaba vacío de tanto en tanto, arrastrándose entre las casas de uno o dos a siete pisos y se perdía, entre los pocos letreros luminosos de los hoteles, que brillaban mojados, apenas visibles, calle abajo.
Ese insomnio era una desgracia. Mañana estaría resfriado y andaría abombado como un sonámbulo todo el día. Y además nunca había hecho esa idiotez de levantarse y vestirse en plena noche de invierno nada más que para quedarse ahí, fumando en el balcón. ¿A quién se le ocurría hacer esas cosas? Se encogió de hombros, angustiado. La noche se había hecho para dormir y se sentía viviendo a contramano. Solamente él se sentía despierto en medio del enorme silencio de la ciudad dormida. Un silencio que lo hacía moverse con cierto sigiloso cuidado, como si pudiera despertar a alguien. Se cuidaría muy bien de no contárselo a su socio de la ferretería porque lo cargaría un año entero por esa ocurrencia de lustrarse los zapatos en medio de la noche. En este país donde uno aprovechaba cualquier oportunidad para joder a los demás y pasarla bien a costillas ajenas había que tener mucho cuidado para conservar la dignidad. Si uno se descuidaba lo llevaban por delante, lo aplastaban como a una cucaracha. Estornudó. Si estuviera su mujer ya le habría hecho uno de esos tes de yuyos que ella tenía y santo remedio. Pero suspiró desconsolado. Su mujer y su hijo se habían ido a pasar el fin de semana a la quinta de Paso del Rey llevándose a la sirvienta así que estaba solo en la casa. Sin embargo, pensó, no le iban tan mal las cosas. No podía quejarse de la vida. Su padre había sido un cobrador de la luz un inmigrante que se había muerto de hambre sin haber llegado a nada. El señor Lanari había trabajado como un animal y ahora tenía esa casa del tercer piso cerca del Congreso , en propiedad horizontal y hacía pocos meses había comprado el pequeño Renault que ahora estaba abajo, en el garaje y había gastado una fortuna en los hermosos apliques cromados de las portezuelas. La ferretería de la Avenida de Mayo iba muy bien y ahora tenía también la quinta de fin de semana donde pasaba las vacaciones. Continua leyendo este y otros cuentos del autor en este libro: http://www.ayconstanza.com/cuentos/cabecita-negra-de-german-rozenmacher/


Los años conmovidos de Luis Horacio Velazquez


Escasísima obra del gran biógrafo y analista de Hudson; ocupándose aquí en forma novelada de los grandes temas sociales que lo comprometieron con el peronismo: pobreza, trabajo, compromiso político, sindicalismo, importancia de la vida familiar, y fundamentalmente la ética y la moral del individuo y de la sociedad. Este ejemplar es el nº1842 

Inlcuye además 6 aguafuertes de Francisco A. De Santo. Una dedicatoria en portadilla. Seguir leyendo en http://www.ayconstanza.com/antiguos/los-anos-conmovidos-de-luis-horacio-velazquez/

El indio del desierto 1535 - 1879 por Dionisio Schoo Lastra


El indio del desierto
1535 - 1879
por Dionisio Schoo Lastra 
Dibujos a pluma originales de Alberto Guiraldes
2° edicion
Agencia General dde Libreria y Publicaciones - Buenos Aires - 1930

Contenido del índice:

Dedicatoria
Prólogo
I.-Indios pobladores del Desierto. El caballo. El primer malón
II.-1810-1823. Dos personajes que habían de llenar el escenario de la frontera
III.-Rauch. Fundación de Bahía Blanca
IV.-Rosas
V.-Características similares de las tribus
VI.-Confederaciones indígenas. Los pampas. Calfucurá
VII.-Los Ranqueles. El cacique Mariano
VIII.-Invasión a Tres Arroyos (1870)
IX.-Invasión a Bahía Blanca
X.-San Carlos
XI.-Alsina
XII.-Roca.


Revistas femeninas de los años 40 al 70



 

Otros veranos, otras modas, otras publicidades, otros tiempos... 
Revistas femeninas de los años 40 al 70 en: http://www.ayconstanza.com/revistas-femeninas-vintage


La lluvia por Eduardo Wilde



La lluvia
por Eduardo Wilde
No hay tal vez un hombre más amante de la lluvia que yo. 
La siento con cada átomo de mi cuerpo, la anido en mis oídos y la gozo con inefable delicia. 
La primera vez que me acuerdo haber visto llover fue durante la convalecencia de una grave enfermedad, en mi infancia. 
Había tenido la gran dolencia, la terrible fiebre tifoidea, esa enfermedad simpática a pesar de sus horrores. 
Me acuerdo todavía de la tarde en que me sentí ya mal, de la situación de mi cama, del aspecto del cuarto vacío de muebles, de su aire frío y del número de tirantes del techo sin cielo raso. 
Estuve cerca de cuarenta días enfermo y mis percepciones fueron, por lo que recuerdo, confusas y sin ilación. Me acuerdo que me quemaba y que no podía sudar, que pasaba horas enteras pellizcándome los labios cubiertos de costras que arrancaba sacándome sangre. Veía y oía todo, pero como si fuera yo otra persona; parecía un desterrado de mí mismo. El tiempo era eterno y en su eternidad yo tomaba todos los brebajes imaginables que tenían el mismo gusto detestable. Soñaba cosas increíbles, pareciéndome sueños las realidades y realidades los sueños. Los ruidos eran lejanos; los oía como si mis oídos fueran ajenos. Veía las cosas o muy lejos o muy cerca; cuando me sentaba todo daba vueltas y cuando me acostaba mi cama se movía como un buque. Veía animales silenciosos y muebles con vida. Las personas de mi casa me parecían recién llegadas y extrañas. Un día me sangraron; al sentir la picadura de la lanceta y ver la sangre, me desmayé. Cuando volví en mí, cerca de mi cama estaba parada mi madre con su cara pálida y seria; era una estatua. 
El médico me miraba con aquella dulce atención tan propia de su oficio; su fisonomía no expresaba nada, yo creo que lo tomé por un hombre tallado en madera, como un santo sin pintar que había en la iglesia. No me acuerdo haber tenido dolores durante mi enfermedad. La naturaleza en los graves estados nos dota sin duda de una melancólica y suave indiferencia cuyos beneficios son innegables. 
Poco a poco me fui restableciendo... Seguí leyendo y otros cuentos en este libro: http://www.ayconstanza.com/ficcion/la-lluvia-y-otros-relatos-de-eduardo-wilde/

martes, 14 de enero de 2014

Ya podés visitar el nuevo sitio de Ay, Constanza!!!


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Muchos gracias por visitar este blog desde 2005.
Ahora, te esperamos en nuestro nuevo sitio.




sábado, 11 de enero de 2014

MUY PRONTO UN NUEVO SITIO DE Ay, Constanza!!!

Estamos trabajando en nuestro nuevo sitio web.
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Muy pronto, lo anunciamos aquí mismo.
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Archivo Revista GENTE - Parte 1

  Consultas:  bibliotecalgttb@gmail.com   GENTE #749 Noviembre 1979 COMPRAR  https://ayconstanza.mercadoshops.com.ar/MLA-1691497982-gente-74...